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SNMA (NMS de EEUU) responde a las abortistas

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La trampa de la liberación femenina

Distintas corrientes de pensamiento como la de Ideología de Género, suponen que existen ciertos factores que someten a la mujer para poderse realizar como personas. Uno de estos factores es la maternidad, que supuestamente privan a las féminas de poder ser exitosas en la vida. Es más que nos evitan el poder de lograr nuestros objetivos.
Los hijos, según este tipo de mentalidad, son un estorbo, así como también el varón es un enemigo a vencer y quien nos obstaculiza para poder trascender. Sin embargo, dichas corrientes no dejan de ser solamente ideas basadas en particularidades, que distan muchos de ser verdades basadas en la realidad. Ejemplo de ello, nos revela en distintos estudios psiquiátricos, que aquellas mujeres que son solteras, divorciadas, viudas o que no tienen hijos, tienen un índice mayor de suicidarse.

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Entrevista a Abby Johnson, ex-directora de una clínica abortista en EEUU

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La interrupción del embarazo tiene efectos psicológicos

19 Mayo 2011.- Natalia López Moratalla

Existe una fuerza natural que hace que cada ser humano experimente un impulso de amor y de protección respecto de los seres que ha procreado. La inclinación de la madre a cuidar a los hijos ocupa una posición única y privilegiada en los sentimientos humanos. Esta conducta de amor y protección responde al fuerte lazo biológico que unen a madre e hijo desde el inicio del desarrollo embrionario. Y romper este lazo a la fuerza deja una huella profunda en la mujer que trunca su armonía emocional.

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La relación madre-hijo nunca se borra tras un aborto

El director ejecutivo de la fundación Chiaroscuro, Greg Pfundstein, asegura que quienes defienden la existencia de "un derecho al aborto están sosteniendo una falsa promesa, una promesa que no puede cumplirse", pues para una mujer que se ha sometido a esta práctica la "relación con el alma inmortal de su niño nunca podrá ser borrada".

En su columna publicada en la sección de análisis de ACI Prensa, Pfundstein analiza el libro "Diez formas de destruir la imaginación de tu hijo", de Anthony Esolen, que, con un tono irónico da algunas luces sobre el "trabajo" de los abortistas que buscan eliminar las figuras del padre, la madre y de Dios, para reducir a los niños a "un montón de tejidos".

"Debemos matar al padre y a la madre. Aún no hemos podido matar a la madre… Hemos tenido mucho más éxito en matar al padre. En muchas de nuestras grandes ciudades, es raro encontrar a un niño que viva con su padre" se puede leer en el libro de Esolen, en el capítulo titulado "Reparta aspersiones sobre lo heroico y lo patriótico".

Pfundstein denunció que "al buscar absolver a la mujer de las consecuencias de sus actos, absolvemos al hombre de las consecuencias de sus acciones y sus responsabilidades para con la mujer; absolvemos a la familia de su responsabilidad para con la mujer y el hombre; absolvemos a la comunidad de su responsabilidad para con la familia".

De esa forma " matamos al padre y la madre matando al bebé , y nos encontramos en un mundo en el que, en nuestras principales ciudades, la mayoría de niños nacen de madres que no se benefician de la ayuda y la protección de los padres".

Por ello, Pfundstein señala la necesidad de "encontrar formas para restituir una imaginación saludable – más allá de los límites que nuestra cultura trata de imponernos– para que podamos simplemente ver lo que realmente está a nuestro alrededor ".

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Una Nueva Guerra
Por Pilar Gutiérrez Vallejo (Directora de No Más Silencio España)

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La enfermedad del Síndrome post-aborto
Pedro Trevijano Etcheverría

..... El aborto por supuesto no cura ninguna enfermedad, sino que con bastante frecuencia, ocasiona una patología llamada síndrome postaborto, que se presenta antes o después a lo largo de la vida, independientemente de ideologías o creencias, y se expresa con problemas graves de personalidad, inestabilidad emocional, agresividad contra el médico que les ha inducido y a quien no quieren volver a ver, o contra el marido o compañero con un número muy elevado de conflictos conyugales,  violencia doméstica,  consumo de drogas,  separaciones y divorcios en el primer año tras el aborto, pues se quejan, en la inmensa mayoría de los casos con razón, de no haber recibido información veraz y completa acerca de las consecuencias físicas, y sobre todo psicológicas, que ese aborto tendría para ellas, como depresiones, autorreproches, remordimientos, insomnio, pesadillas,  trastornos de conducta como la promiscuidad o el alcoholismo, así como una fuerte propensión al suicidio, y es que es más fácil sacar al niño del seno de su madre que de su pensamiento. Es obvio que toda mujer que aborta queda profundamente afectada por ello, y que el sentido de culpabilidad deja muy malas consecuencias en todos aquéllos que intervienen en un aborto, ya que este sentimiento, al revés de lo que sucede en muchísimos otros pecados, que con el paso del tiempo se difuminan, aquí por el contrario su recuerdo se hace cada vez más vivo, lo que no es extraño porque el aborto es una de las grandes tragedias de la humanidad. Ninguna enfermedad y menos una enfermedad psíquica puede curarse mediante un aborto, que, por el contrario, ocasiona graves daños, al ser un acto contra el instinto natural de ser madre.

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Ayudar a la mujer que ha abortado
Por Jose Ramón Flecha, Diario de León, 5.3.2011

“Suicidio, dependencias, enfermedades mentales, depresión, pánico: estos y otros son los riesgos a los que se expone una mujer que aborta”. Así lo ha declarado la psicoterapeuta norteamericana Theresa Burke ante la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, celebrada en Roma del 24 al 26 de febrero de este año 2011.

Según la información de Fabricio Matrofini en el periódico “Avvenire” del día 27, no ha sido la única especialista en aportar su experiencia profesional. La neonatóloga sor Marie Luc Rollet ha puesto en cuestión el “dogma” de algunos psiquíatras que pretenden ignorar el trauma psíquico vinculado al aborto y quieren hacerlo depender de patologías preexistentes.

Declara además que el varón es a veces contrario a la decisión de abortar, pero no puede detenerla. En otras ocasiones ni siquiera es informado a tiempo y se encuentra con una decisión que se toma sin contar con él. De esa forma, el aborto no sólo genera el dolor personal de la mujer sino un trauma para la pareja.

Por si fuera poco, la psiquiatra Joanne Angelo afirma que el aborto es un drama no sólo para los padres de los hijos que no han llegado a nacer, sino también para los hijos que han sobrevivido, que permanecen angustiados por dudas existenciales y por sentimientos de culpa.

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P. Victor Salomon: El peor de los dolores

En mi experiencia como sacerdote el dolor más agudo, más incisivo, más devastador, más intenso - el peor de todos los dolores - es el de la madre y el padre que caen en la cuenta del significado profundo de haber abortado a su propio hijo.  Lo repito, no he visto un dolor como este en mis años como sacerdote.

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Gemma Cánovas: “La mujer vive la maternidad como si fuera una delincuente”

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OTRA VIOLENCIA DE GÉNERO

Hay una violencia que afecta a las mujeres con mucha mayor virulencia que la violencia doméstica o cualquier otra forma de violencia. Una violencia que causa suicidios, depresiones, psicosis, anorexia, alcoholismo, cáncer, esterilidad, embarazos ectópicos, malformaciones en hijos posteriores, y un largo etcétera. Una violencia que hiere y mata con mano invisible, de modo que la mujer no sabe siquiera de dónde le ha venido el golpe. Una violencia que destruye por dentro y amordaza a sus víctimas con la ignorancia y la presión social, para que no puedan ni pedir ayuda. Es una violencia que genera traumas de por vida, más intensos y numerosos que los producidos por el maltrato conyugal.

En esta violencia, el agresor está en todas partes: en un jefe que amenaza con el despido, en unas amigas que animan a ceder, en una familia que no apoya, en una televisión que defiende la agresión, en unas leyes que la facilitan y la amparan, en un hombre que no sostiene a su mujer... El agresor está en el aire, está en el Sistema, en un Sistema que castiga lo más íntimo y natural de la mujer: su maternidad. Y este agresor está también en la ONU y en los Parlamentos que deciden lo que es bueno y malo para la gente. Estos legisladores han decidido que el aborto es bueno para la mujer y aunque, a miles, sus testimonios y sufrimientos demuestren lo contrario, no importa; es dogma de fe y no puede ser enmendado. Estos políticos, principalmente mujeres, no cejan en su empeño de imponer la cuadratura del círculo a la misma esencia de la mujer. Sí, esta violencia de género, sufrida por millones de mujeres en todo el mundo, es el aborto y sus secuelas: el Síndrome Post-aborto.

Fdo: Pilar Gutiérrez Vallejo
Directora de No Más Silencio
www.nomassilencio.com

Publicado en Forumlibertas.com y en el semanario Alba


 

UNA NUEVA GUERRA


La mujer es el escenario de la guerra abierta en este tiempo entre la ideología y la Naturaleza. Una guerra tan vieja como el hombre, que se recrudeció con la Revolución Industrial y que ha ido in crescendo en este último siglo. Una guerra masculina, de control y dominación del mundo externo, de la Naturaleza. Pero en este siglo, es la mujer quien se ha convertido en el mayor exponente de esta ética masculina de explotación y de manipulación de la Naturaleza y de la Realidad, hasta el punto de atentar contra su propia naturaleza, ofreciéndose a sí misma en holocausto a los dioses de la postmodernidad con el sacrificio su ser natural: la maternidad. Como era de esperar, en la mujer esta guerra se ha interiorizado, generando una represión de su propio ser... y del ser que anida en ella. La mujer de este tiempo ha asumido de tal manera la ética masculina del control y la manipulación, que ha hecho dejación de su propia idiosincrasia hasta el punto de renunciar a lo más íntimo y consustancial: su capacidad de dar vida. Pero antes de llegar a sus entrañas, la guerra ha ido destruyendo uno a uno los baluartes de su sensibilidad, su empatía, su ternura, su vulnerabilidad, su generosidad, su paciencia, su flexibilidad.... Todas las armas de que disponía han sido entregadas al "enemigo" de la alienación, y ella misma se ha metido en el campo de concentración.... el peor de todos: el Síndrome Post-aborto. Y ¡no quiere salir!

El "enemigo" ha logrado la victoria perfecta: que el vencido deponga las armas voluntariamente y se encierre él mismo (ella misma) en la prisión. Y ¿cómo lo ha conseguido? Con una nueva artillería de armas lingüísticas e ideológicas: convirtiendo el campo de concentración en un "logro social", en "un derecho de la mujer". El aborto encierra a la mujer en el peor campo de concentración que jamás ha existido: el de su auto-conciencia. "Es más fácil sacar a un niño del vientre de una madre que de su conciencia", decía un veterano obstetra, el Dr.Wilke. La guerra de este tiempo se ha hecho psicológica, y de nuevo, las primeras víctimas son los más débiles: los niños y las mujeres... en este orden. Esas son también las víctimas del aborto: los niños por su muerte física; las mujeres por su muerte psicológica.

Pero esa muerte psicológica, con ser dramática, es a menudo la antesala de la otra, pues el aborto multiplica por siete las probabilidades de suicidio en comparación con el parto, multiplica por cuatro la probabilidad de morir por accidentes de todo tipo, multiplica por tres los trastornos mentales, aumenta un 60% la probabilidad de morir por causas naturales, crea predisposición biológica para contraer cáncer de mama y otras enfermedades mortales. Una larga lista de secuelas, a cual más grave, que dejan a la mujer sumida en la miseria psicológica y física... y en la peor de ellas: la ignorancia. Porque el "enemigo" no permite que la mujer sepa "de dónde le ha venido el palo". El Sistema ha decretado que el aborto es bueno para la mujer y no tolera herejes de este dogma postmoderno. No importa que las estadísticas den cifras alarmantes de consumo de alcohol y drogas entre mujeres que han abortado, que las depresiones se hagan crónicas y generalizadas, que haya alta correlación con la anorexia y la bulimia, que se rompan las parejas (el 70% en el plazo de un año tras el aborto), que aumente la violencia doméstica e infantil,... nada de eso importa porque el aborto tiene que ser bueno por definición: "César dixit". El Imperio con su maquinaria de dominación mediático-política ha vestido el aborto de progresía y que nadie se atreva a exclamar que "¡el emperador va desnudo!". Los niños y las mujeres ya no tienen sitio en el Sistema si no rinden su inocencia y su maternidad. Y sin ellas, el mundo está perdido.

Hemos tocado fondo. En el Síndrome Post-aborto, la mujer ha tocado fondo en su proceso de vértigo feminista, en su proceso de "conversión" a la ética masculina. Pero cuando se toca fondo hay dos posibilidades: ahogarse o empujar con fuerza. No Más Silencio ofrece un empujón fuerte a las mujeres que han caído en el abismo del aborto, para que se alcen de su postración.... ¡como un delfín surcando las aguas a los ojos del Sol!


Fdo: Pilar Gutiérrez Vallejo
Directora de No Más Silencio
www.nomassilencio.com

Publicado en www.arbil.org

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