27 de enero de 2011.- Los líderes de la Campaña de No Más Silencio y la autora del libro Mujeres Silenciadas, la Dra. Theresa Burke, han rebatido el nuevo estudio publicado en el New England Journal of Medicine indicando la ausencia de problemas de salud mental después de un aborto.
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Los
investigadores piden más estudios sobre
los riesgos emocionales del aborto
6 de mayo de 2003
Las
mujeres con antecedentes de aborto provocado tienen un riesgo significativamente
más alto de sufrir una depresión clínica, comparado con mujeres que han dado
a luz, según un estudio a nivel nacional sobre una muestra de 1.884 mujeres,
publicado en el último número del Medical
Science Monitor.
Los
investigadores compararon los datos de mujeres que habían tenido su primer
embarazo entre 1980 y 1992, tomados de la Encuesta Longitudinal Nacional de
Juventud (National Longitudinal Survey of Youth: NLSY). Hallaron que, una media
de ocho años más tarde, las mujeres cuyo primer embarazo había acabado en
aborto tenían un 65% más probabilidades de sufrir una depresión, después de
controlar las variables de edad, raza, estado civil, antecedentes de divorcio,
ingresos, formación académica y estado psicológico anterior al embarazo.
“Estos
hallazgos contribuyen al número creciente de estudios que muestran que el
aborto está ligado a altas tasas de trastorno psiquiátrico, abuso de alcohol y
drogas y comportamiento suicida”, manifestó el Dr. David Reardon, director
del Instituto Elliot de Sprinfield, Illinois y uno de los autores del estudio.
“Los
estudios anteriores sobre índices de depresión han tenido escaso valor debido
a lo reducido de las muestras y la escasa información sobre el estado psicológico
antes del embarazo”, dijo Reardon. Estos problemas se resolvieron al menos en
parte usando el NLSY, un estudio progresivo a nivel nacional basado en
entrevistas realizadas por el Center for Human Resource Research
de la Ohio State University, y financiado por el Ministerio de Trabajo
norteamericano. Las participantes en el estudio, mujeres de edades comprendidas
entre los 14 y los 21 años cuando comenzó el estudio en 1979, son
entrevistadas anualmente sobre temas como estado laboral, formación académica,
estado civil e historia reproductiva.
Sin
embargo, Reardon reconoció que los datos del NYSL siguen siendo un baremo
inadecuado para medir el verdadero riesgo de depresión clínica después de un
aborto, ya que “sólo un 40% de los abortos que pueden esperarse de una
muestra así aparecen en el NLSY”, dice Reardon. “Esto significa que muchas
mujeres que abortaron sólo figuran, equivocadamente, en la categoría de las
que tuvieron hijos, lo cual tiende a diluir los resultados.”
“El
hecho de ocultar los abortos anteriores puede afectar los resultados también de
otra forma.” dijo Reardon. Los estudios muestran que las mujeres que tienden a
ocultar sus abortos o sienten vergüenza por ellos son las más proclives a
sufrir una depresión. “Es muy probable que las mujeres que ocultan sus
abortos tengan tasas más altas de depresión que las que no tienen reparo en
hablar de su historial de abortos” dice Reardon. “Dada la tasa de
ocultamiento del 60% en esta serie de datos, el hecho de haber hallado índices
de depresión significativamente más altos entre las que reconocen haber
realizado un aborto nos sugiere que el efecto debe de ser muy fuerte.”
Los
autores del estudio insisten en la necesidad de hacer más estudios. Observan
que en 1988, el Cirujano General de los EE.UU., C. Everett Koop, recomendó un
estudio longitudinal a gran escala para examinar a fondo el tema de las
complicaciones del aborto, pero nunca llegó a realizarse.
"Las
mujeres merecen más información”, dice Reardon. “El Dr. Koop indicó
correctamente la forma en que podrían recogerse los datos para examinar todas
las interacciones entre la salud física y mental de las mujeres, no sólo las
reacciones al aborto, sino también para estudiar PMS, la depresión post-parto,
menopausia y otras. La única razón por la que no tenemos mejores respuestas
para todos estos temas es porque la recomendación de Koop fue asesinada en el
Congreso”.
Reardon
cree que la batalla política en torno al aborto ha bloqueado los fondos
federales para la investigación en este campo. “Por desgracia”, dice,
“algunos están más preocupados en proteger la imagen pública del aborto que
en proteger a las mujeres”.
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Citas:
Cougle JR, Reardon DC, Coleman PK. "Depression associated with abortion and
childbirth: a long-term analysis of the NLSY cohort." Med
Sci Monit,
2003; 9(4): CR105-112
El
estudio completo está disponible gratis online en
http://www.medscimon
it.com/medscimonit/modules.php?name=Current_Issue&d_op=summary&id=3074
La
depresión clínica después de un embarazo no deseado está ligada al aborto
El prestigioso British Medical Journal de enero del 2002
informa de que las mujeres que abortan su primer hijo tienen un riesgo mayor de
depresión crónica posterior que las mujeres que llevaron a término su primer
embarazo. El estudio se basa en datos obtenidos del estudio nacional sobre jóvenes
norteamericanos comenzado en 1979. En 1992 se entrevistó a una muestra de 4.463
mujeres de esa población sobre depresión,
embarazos no deseados y resultados de su embarazo. Un total de 421 mujeres habían
tenido su primer aborto o parto no deseado entre 1980 y 1992.
Una
media de ocho años después de sus abortos, las mujeres casadas tenían 138% más
probabilidad de depresión clínica que mujeres similares que habían llevado a
término su primer embarazo no deseado. Entre las mujeres que no estaban casadas
en 1992, los índices de depresión de alto riesgo no diferían
significativamente. Los autores sugieren que la falta de significancia en
mujeres solteras puede deberse a las tasas más altas de ocultamiento del aborto
entre esta población. En comparación con las medias nacionales, las mujeres
solteras de este estudio sólo informaron del 30% de los abortos previsibles,
mientras que las mujeres casadas informaron del 74%. Según los autores, esto
puede hacer más fiables los resultados de las mujeres casadas. Otra explicación
es que las mujeres solteras que están criando a un hijo sin ayuda de un marido
sufren significativamente más depresión que las mujeres casadas.
Como
la vergüenza, el secretismo, y la represión mental en relación al aborto están
todas asociadas con una mayor depresión, ansiedad y hostilidad post-aborto, los
autores concluyen que los altos índices de ocultamiento de abortos pasados en
esta población (60% en general) tendería a suprimir el efecto completo del
aborto en la depresión subsiguiente. El hecho de ocultar el aborto llevaría a
clasificar a las mujeres que sufren depresión tras un aborto a ser clasificadas
como si hubieran dado a luz. En palabras de David C. Reardon, Ph.D., el autor
principal del estudio: "Considerando el alto grado de ocultamiento de
abortos pasados, el hecho de que aparezcan diferencias significativas sugiere
que estamos viendo la punta del iceberg.”
Reardon,
director del Elliot Institute de Springfield, Illinois, afirma que los hallazgos
del studio concuerdan con otras investigaciones recientes que muestran un
aumento de cuatro a seis veces más riesgo de suicidio y abuso de drogas y
alcohol asociados con abortos anteriores. Dice que los resultados también son
importantes por ser el primer estudio representativo a nivel nacional que
examina índices de depresión muchos años después de un aborto, en esta
muestra, una media de unos ocho años después.
Otro
aspecto importante de este estudio es que se trata de uno de los pocos estudios
que usa pruebas psicológicas pre-embarazo como variable de control. La variable
más usada como control para las reacciones emocionales es la evaluación pre-aborto
del mismo día del aborto, cuando la mujer está sometida a una gran tensión
emocional. Por ello, las pruebas pre-embarazo son mucho más útiles que las de
pre-aborto para evaluar el efecto independiente del aborto sobre las reacciones
psicológicas a largo plazo.
Preguntado
sobre las implicaciones del estudio para los médicos, Reardon responde que:
"Recomendamos a los médicos que tengan la costumbre de preguntar sobre el
resultado de los embarazos de sus pacientes. La simple pregunta de si ha tenido
complicaciones con algún embarazo tal como abortos espontáneos o provocados
puede ser suficiente para dar permiso a las mujeres para hablar de asuntos sin
resolver referentes a embarazos anteriores. Muchas mujeres pueden agradecer
hablar de ello con una persona comprensiva y recibir ayuda psicológica.”
PUNTOS
CLAVE:
*
La asociación entre el aborto y la depresión consiguiente dura al menos ocho años.
*
Preguntar a los pacientes sobre su historial de aborto puede ayudar a los
medicos a identificar a las mujeres que pueden estar necesitando ayuda psicológica.
*
Se rechaza la hipótesis nula (de que no hay diferencia media entre abortar y
llevar a término un embarazo no deseado).
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Estudios
citados:
Reardon
DC, Cougle JR.: Depression and unintended
pregnancy in the National Longitudinal Survey of Youth: a cohort study
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23: 269-280.
Muestra
bibliográfica de estudios que han hallado una asociación significativa del
aborto con el posterior abuso de alcohol y drogas e intentos de suicidio.
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